Nos emociona ver a alguien que entra inseguro y sale sonriente, con pintura en las manos y orgullo en los ojos.
Pareidolia nace como respuesta a una necesidad real del pueblo. Empezamos en el centro joven de El Espinar y fue la propia comunidad quien impulsó este proyecto.
Nuestra fundadora, Noemí Soler, cuenta con más de 15 años de experiencia internacional como restauradora. Su formación incluye Bellas Artes, máster en patrimonio y en educación artística. Ha trabajado en proyectos culturales en Italia, Malta, Chile, Perú y España.
En 2024, recibió el Premio ADEME a la Mejor Emprendedora Rural de Castilla y León, un reconocimiento al valor artístico, social y comunitario de Pareidolia.
Hoy impulsamos:
Nos llamamos Pareidolia porque creemos en la magia de ver algo más allá de lo que parece.
Lo mismo pasa con el arte: a veces solo necesitas un papel, unas manos y un poco de silencio para que aparezca algo que ni tú sabías que llevabas dentro.
Somos un espacio de arte en El Espinar (Segovia), pero más que eso, somos un lugar donde se viene a soltar el control, a expresarse sin miedo y a reconectar contigo a través de los colores, el barro, los trazos… y las pausas.
Llevamos años acompañando a niños, adultos, gente curiosa, artistas en potencia y personas que jamás pensaron en coger un pincel. Lo hacemos porque creemos de verdad que el arte no es un lujo: es una necesidad humana. Y debería estar al alcance de cualquiera que quiera explorar lo que siente.
No venimos a corregirte, venimos a abrirte un espacio donde puedas crear desde lo que eres, no desde lo que “deberías”.
No pedimos experiencia, solo ganas de explorar lo que llevas dentro sin presiones ni juicios.
Te acompañamos paso a paso, adaptando cada taller a tu proceso, sin forzar resultados ni técnicas.
Sales con una obra hecha por ti y una emoción nueva que seguramente no esperabas descubrir.
Nuestra misión es crear un espacio seguro y amable para que tú puedas crear desde donde estés.
Nuestra visión es que más personas se den cuenta de que el arte no está solo en los museos ni en los libros: también está en tu trazo tembloroso, en el primer intento, en lo que haces cuando te olvidas de si está bien o mal.
Nos mueve el deseo de ver a alguien salir del taller con las manos manchadas y el corazón más liviano.
Si eso pasa, lo demás… sobra.
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